Análisis prensa internacional:
En estos días donde solo se respiró Champions League, la prensa
internacional jugó un partido muy importante. Primero, vendió una final soñada
por todos los amantes del fútbol: Real Madrid vs Barcelona. Luego, ante la
eliminación del Barcelona comenzaron a
hablar del ‘antifútbol’ y que el equipo catalán merecía estar en la
final en Munich. Se podría decir que son pocos los medios que no estuvieron
neutralizados al llamado injusticia que hacen los hinchas blaugranas. Está claro
que los medios madridistas tomaron a broma la eliminación de los catalanes como
los catalanes han tomado en broma la eliminación del Madrid en manos del Bayern
Munich.
En España es muy marcada la subjetividad de la
prensa madridista como la prensa catalán. Entre ambas se destruyen mutuamente y
no se perdonan una. El diario Marca es 100% madridista y ante la eliminación lo
que han sacado es simplemente muestras de apoyo al equipo y la nota principal
una frase que diría el hincha más acérrimo: La liga para curar las penas. Por otro
lado, catalán, ante la eliminación no tocó el tema de que se quedaron sin
final, sino, el tema de la continuidad de Guardiola asumiendo que el presidente
del club, habrían dejado un cheque en blanco para que el técnico decida si se
queda o no. Este mismo medio, puso de portada el día de hoy una burla ante la eliminación del Real Madrid.
Crónica:
El fútbol
español dice adiós al sueño de una final de Champions patria y al de tener
siquiera un representante a la vez que el Real Madrid abandona la posibilidad
de alzarse con la Décima. Se puso muy pronto con un 2-0 a favor merced a
un doblete de Ronaldo, pero el Bayern nunca bajó los brazos. Robben empataría
de penalti, y el 2-1 permanecería en el marcador durante unos 90 minutos
eléctricos, más otros 30 de prórroga vertiginosos.
Ribery superando la marca de Pepe |
Sería en la tanda de penalties cuando se decidiría el finalista, y fue de la
forma más cruel posible para el Real Madrid, viendo cómo fallaban Ronaldo, Kaká
y Ramos sus respectivos lanzamientos. El primero en fallar fue el luso, el
mismo que tanto le había dado al Real Madrid esta temporada fue el primero en
inclinar la balanza en su contra. Casillas paró dos, además de media decena
durante el partido, pero no lo pudo parar todo. Igual que le sucedería al
Barcelona un día antes, el Real Madrid se despide de un título. Con la Liga en
el bolsillo, Europa debe esperar.
Y eso que el partido no pudo empezar mejor para el Real Madrid. Los aledaños del Bernabéu estaban llenos desde cuatro horas antes del inicio, y en las gradas no cabía ni un alma, todos alentados por la victoria en el Clásico y la derrota del Barcelona en la otra semifinal. Y con ese mismo ánimo y espíritu salió el cuadro merengue, exhibiendo músculo, presumiendo de afición, plantando las bases desde el principio de lo que podía ser un huracán. Y de hecho, así lo pareció con un primer gol en el minuto cuatro de encuentro. Kassai vio penalti de Alaba por manos en un tiro de Di María, y Ronaldo se encargó de poner el 1-0 en el marcador desde los once metros.
El Bayern se quedó noqueado unos minutos, y aunque respondiera con un remate de Robben alto y un disparo de Ribéry que sacaron al alimón entre Casillas y Khedira, fue el Real Madrid el que volvió a impactar en la mandíbula del rival. Y de nuevo fue Ronaldo, esta vez transformando desde dentro del área una maravillosa asistencia de Ozil sin que Neuer pudiera hacer nada en el mano a mano. El 2-0 al cuarto de hora invitaba al madridismo a verse ya sentado en las gradas del Allianz Arena el próximo 19 de mayo. Sin embargo, el Bayern no iba a vender tan barata su piel.
Pues pasados esos primeros quince minutos de acoso y derribo merengue, el partido se fue asentando, y el Bayern empezó a sentirse cómodo. En la ida ya había demostrado que no era el APOEL ni el CSKA, y que como todo equipo grande, necesitaba poco para crear peligro. Como así fue. Con alternancia en la posesión y sin que hubiera un dominador claro, las ocasiones se fueron sucediendo en ambas porterías, y el primero en acertar sería Robben, también desde los once metros. Pepe empujó inocentemente a Mario Gómez en un centro diagonal, y el colegiado turco no dudó en señalar una pena máxima que Casillas no paró por centímetros.
Con ese 2-1 en el marcador mediada la primera parte que aseguraba la prórroga, fue cuando el Bayern se desligó definitivamente de las ataduras y llegó el carrusel de ocasiones. Ronaldo desde lejos, y Benzema desde dentro del área tras jugada personal pusieron la sal del lado blanco. Y la pimienta roja vino con Mario Gómez desde dentro del área, Ribéry y Robben de falta directa, que vieron cómo Casillas salvaba una ocasión tras otra, erigiéndose en el salvador merengue.
Y eso que el partido no pudo empezar mejor para el Real Madrid. Los aledaños del Bernabéu estaban llenos desde cuatro horas antes del inicio, y en las gradas no cabía ni un alma, todos alentados por la victoria en el Clásico y la derrota del Barcelona en la otra semifinal. Y con ese mismo ánimo y espíritu salió el cuadro merengue, exhibiendo músculo, presumiendo de afición, plantando las bases desde el principio de lo que podía ser un huracán. Y de hecho, así lo pareció con un primer gol en el minuto cuatro de encuentro. Kassai vio penalti de Alaba por manos en un tiro de Di María, y Ronaldo se encargó de poner el 1-0 en el marcador desde los once metros.
El Bayern se quedó noqueado unos minutos, y aunque respondiera con un remate de Robben alto y un disparo de Ribéry que sacaron al alimón entre Casillas y Khedira, fue el Real Madrid el que volvió a impactar en la mandíbula del rival. Y de nuevo fue Ronaldo, esta vez transformando desde dentro del área una maravillosa asistencia de Ozil sin que Neuer pudiera hacer nada en el mano a mano. El 2-0 al cuarto de hora invitaba al madridismo a verse ya sentado en las gradas del Allianz Arena el próximo 19 de mayo. Sin embargo, el Bayern no iba a vender tan barata su piel.
Pues pasados esos primeros quince minutos de acoso y derribo merengue, el partido se fue asentando, y el Bayern empezó a sentirse cómodo. En la ida ya había demostrado que no era el APOEL ni el CSKA, y que como todo equipo grande, necesitaba poco para crear peligro. Como así fue. Con alternancia en la posesión y sin que hubiera un dominador claro, las ocasiones se fueron sucediendo en ambas porterías, y el primero en acertar sería Robben, también desde los once metros. Pepe empujó inocentemente a Mario Gómez en un centro diagonal, y el colegiado turco no dudó en señalar una pena máxima que Casillas no paró por centímetros.
Con ese 2-1 en el marcador mediada la primera parte que aseguraba la prórroga, fue cuando el Bayern se desligó definitivamente de las ataduras y llegó el carrusel de ocasiones. Ronaldo desde lejos, y Benzema desde dentro del área tras jugada personal pusieron la sal del lado blanco. Y la pimienta roja vino con Mario Gómez desde dentro del área, Ribéry y Robben de falta directa, que vieron cómo Casillas salvaba una ocasión tras otra, erigiéndose en el salvador merengue.
Con el descanso, el ritmo bajó tan notable como lógicamente. Ambos equipos
jugaban a pecho descubierto, y en cuanto tuvieron un momento para recapacitar
que el 2-1 no era a priori malo para ninguno de los dos, tanto blancos como
rojos bajaron una velocidad, madurando más cada posesión en la segunda parte,
haciendo que se jugara más en el centro del campo y ya no tanto en las áreas.
De hecho, de la decena de ocasiones iniciales se pasó a un solo mano a mano de
Robben que volvió a desbaratar, cómo no, Iker Casillas.
Un
Casillas al que casi bajan del pedestal en el último momento del tiempo
reglamentario, cuando Mario Gómez se plantó solo en el punto de penalti. Sin
embargo su inusitada torpeza permitió que entre Marcelo, Pepe y, sobre todo,
Sergio Ramos, le robaran la cartera de sus mismas manos. Fue quizás la ocasión
más clara de todo el partido, y también la última antes de la prórroga.
Un tiempo extra donde el Real Madrid le puso mucho más corazón. Primero agazapado atrás, aprovechando el cansancio bávaro para salir a la contra. Y bien podía haber marcado algún gol si Ronaldo o Kaká hubieran estado algo más acertados en los contraataques. Pero también apoderándose de la posesión, como en la segunda parte de la prórroga, donde Kaká y Granero volvieron a pisar área. El Pirata se vino al suelo empujado levemente por Neuer en una decisión del árbitro que no compartió la grada, como tampoco un fuera de juego posicional de Higuaín cuando Ronaldo se marchaba solo. Sea como fuere, nada alternó el marcador, ni evitaría la tanda de penalties.
"Es una suerte" decía Mourinho en la rueda de prensa previa. Y lo cierto es que esta vez fue de la mala para el Real Madrid. Kaká y Ronaldo, como hubiera hecho Messi el día antes, fallaron en los dos primeros lanzamientos, mientras que Alaba y Mario Gómez marcaban. Iker le pondría toda la emoción posible deteniendo los tiros de Kroos y Lahm, sin embargo mientras que Xabi marcaba en su tiro, Sergio Ramos falló el que podía haber sido el 2-2. Schweinsteiger sí marcaría el suyo rompiendo así el sueño merengue de jugar la final de la Champions de la forma más cruel y cuando ya había rozado con los dedos la opción de la Décima.
Un tiempo extra donde el Real Madrid le puso mucho más corazón. Primero agazapado atrás, aprovechando el cansancio bávaro para salir a la contra. Y bien podía haber marcado algún gol si Ronaldo o Kaká hubieran estado algo más acertados en los contraataques. Pero también apoderándose de la posesión, como en la segunda parte de la prórroga, donde Kaká y Granero volvieron a pisar área. El Pirata se vino al suelo empujado levemente por Neuer en una decisión del árbitro que no compartió la grada, como tampoco un fuera de juego posicional de Higuaín cuando Ronaldo se marchaba solo. Sea como fuere, nada alternó el marcador, ni evitaría la tanda de penalties.
"Es una suerte" decía Mourinho en la rueda de prensa previa. Y lo cierto es que esta vez fue de la mala para el Real Madrid. Kaká y Ronaldo, como hubiera hecho Messi el día antes, fallaron en los dos primeros lanzamientos, mientras que Alaba y Mario Gómez marcaban. Iker le pondría toda la emoción posible deteniendo los tiros de Kroos y Lahm, sin embargo mientras que Xabi marcaba en su tiro, Sergio Ramos falló el que podía haber sido el 2-2. Schweinsteiger sí marcaría el suyo rompiendo así el sueño merengue de jugar la final de la Champions de la forma más cruel y cuando ya había rozado con los dedos la opción de la Décima.
Crédito: Goal.com
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