jueves, 7 de abril de 2011

UNA PASIÓN DIFERENTE



El ambiente que se vivía en el campo Deportivo de la Universidad nacional de Ingeniería era impresionante. Ancianos, adultos, jóvenes y niños acudían en masa con sus vinchas y camisetas, el colorido de la gente, las banderas y el bullicio de los instrumentos presagiaban la gran fiesta que se iba a vivir. Parecía que asistía a un partido importante, a un clásico o algún encuentro decisivo de primera división pero simplemente era un partido de la Liga de Fútbol de el Cercado de Lima.

A los casi tres mil aficionados no les importaba si el rival era un equipo grande del país o si era alguna final que ganar. A ellos sólo le importaba ir a alentar a su amado equipo, al equipo que alguna vez los hizo llorar de emoción, al equipo que vio nacer estrellas como Eduardo Malásquez, Hugo Sotil o Franco Navarro. Simplemente ir a ver a Deportivo Municipal era para ellos una verdadera felicidad.

Esta vez no hubo goleada, no hubo baile en la cancha. En las tribunas la gente no gozaba como en partidos anteriores, no hubo gargantas irritadas de gritar y gritar goles, no hubo palmas enrojecidas de felicidad por aplaudir cada jugada extraordinaria de algún integrante de la ‘franja’. Esta vez la gente sufría, se comía las uñas y se quejaba del arbitraje.

No me sentía parte de los hinchas del ‘Muni’, pero a la vez me gustaba el ambiente, porque visualmente era lindo ver la tribuna plagada de camisetas blancas con una franja roja cruzándola por el pecho, ver a personas ancianas alentando a su equipo como si fueran unos adolescentes, es raro lo que sucede pero es el entorno que te va envolviendo, atrapando y prácticamente te hace parte de lo que ellos viven. El espectáculo estaba en las tribunas, ningún hincha se quería perder este partido, hombres, mujeres, niños y hasta personas con discapacidad asistían.

La fiesta comenzaba, porque Deportivo Municipal saltaba a la cancha. Una lluvia de papeles picados, gente aplaudiendo y una humareda roja se apoderó de la tribuna. Me quedé asombrado de la pasión que los hinchas tienen para este equipo, un señor de aproximadamente 70 años llamado Alfonso me dijo “así se recibe al equipo más grande del Perú sobrino, el Muni es otra cosa”, mientras le brillaban los ojos y gritaba por su querido club.

El partido comenzó y la fiesta seguía en las tribunas. Alfonso un señor canoso y de lentes, fue con su nieto de 4 años que también al igual que el abuelo, llevaba puesta una camiseta del Municipal. Verlo era un espectáculo, era cargoso, lisuriento y hostigador, esto de repente es algo normal en los hinchas pero este señor tiene algo diferente, es el que mueve a las masas a hacer una u otra cosa, es como un líder y la gente le hace caso. Cuando el Muni fallaba un gol, exclamaba lisuras de todo calibre, no le importaba que su nieto esté al costado, él era feliz haciendo eso, quizá el único lugar donde se puede desahogar de esa forma es el estadio que le permite hacer y decir lo que quiera.

El primer gol de Municipal llegó y con eso estalló la tribuna, papeles y una bengala de color rojo pobló la única tribuna del estadio donde jugó el Municipal. Ancianos saltando sin importar su edad, alzando un gallo del cuello como si fuera un objeto seguían gritando el gol. Familias enteras abrazándose en la tribuna simplemente era una fiesta total.

Con el primer gol los aficionados creían que la goleada estaba por llegar, pero esta vez el rival jugaba bien a pesar de ser un equipo lleno de gordos y jugadores que más tienen pinta de albañiles o estibadores. Le hicieron una dura pelea al ‘basurero’, incluso voltearon el partido comenzando el segundo tiempo.

Pasaban los minutos y el marcador seguía en contra, los hinchas excitados seguían sufriendo, a medida que pasaba el tiempo esos nervios me contagiaban a mí, tener a mi costado a los hinchas mordiéndose las uñas, ver como la gente se lamenta y sufría, fue algo que me transmitieron poco a poco hasta que llegó el empate y posteriormente el gol del triunfo. La gente grito, se abrazó estaba feliz.

Para que Municipal vuelva a primera división tiene un largo camino por recorrer, son más de 80 partidos los que debe jugar. Quizá no llegue a jugarlos, quizá no vuelva nunca a primera división, pero la esperanza que hay en esa tribuna y en cada uno de los hinchas del Deportivo Municipal, hacen que los que no son hinchas sientan una pasión diferente a las demás.



No hay comentarios:

Publicar un comentario