Luego de la última doble fecha
de las Eliminatorias rumbo al Mundial de Brasil 2014; Perú se quedó con un
punto que no sirve para sumar en la búsqueda de la clasificación. Pero sí para darnos cuenta de algo: el cambio de hoy, podrá ser el resultado del futuro.
La selección
peruana quiso correr en Asunción; pero olvidó que aún no sabe caminar.
Confirmación: nuestro fútbol está en pañales. La fecha doble resultó ser una
ruleta rusa. Máxima emoción y entusiasmo luego del empate contra Bolivia en La
Paz (hace 16 años no ocurría esto). Luego, la derrota contra Paraguay terminó
por ratificar lo que se venía suponiendo: la posibilidad de clasificar al
mundial se aleja.
Decir que Vargas dejó la marca
en el gol de Paraguay ya es conocido. Qué no tenemos contención cuando juegan
Pizarro, Vargas, Farfán y Guerrero ya es algo repetitivo. Mencionar que
Fernández no tapa en su club no es novedad. Las respuestas del pésimo momento
de la selección se explican de dos formas: organizacional y social.
La estructura del balompié nacional
trata de rodar. Hoy no tiene rumbo alguno, ni destino claro, ni sendero
definido. Hace 30 años no vamos al mundial y pasarán más si no se cambia la
organización. Una restructuración con carácter de urgencia que tomaría mínimos
tres periodos dirigenciales. El cambio puede empezar hoy.
El otro punto resaltante y
determinante son los factores sociales. Los medios deportivos crean este tipo
de ambiente: irreal positivista. Para ir al mundial tenemos que caernos (ya lo
hemos hecho demasiado) y, a partir de eso, empezar a buscar soluciones. Paso a
paso se logra un gran desarrollo del deporte. Markarián no es Harry Potter y la
selección peruana no es una cuna de talentos. Aprendamos a caminar primero y soñemos con las clasificatorias después.
Aldo Cadillo
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