Los partidos contra Bolivia y Paraguay serán recordados por
todo los peruanos como dos claros ejemplos de jugar al fútbol. Ambos con
ingredientes distintos, pero a la vez con contextos sumamente parecidos: de visita
y ante rivales que hoy por hoy juegan peor que nosotros.
En base a esto, la selección peruana viajaba con le necesidad
de sumar y ganar. No existía otra ruta. Era obligación de Sergio Markarián y
sus jugadores ir con la convicción necesaria de que si se perdía, prácticamente
nos estábamos despidiendo de Mundial Brasil 2014.
Entonces ¿qué pasó? Sencillo. Hubo dos equipos, uno que dejó
todo a más de 3.600 metros de altura y, además, demostró que con trabajo y compromiso
se podía ganar. Y otro que sin actitud, que
como lo dicen todos, ratifico porqué Perú no merece estar en una competición de
alto rendimiento como lo es un Mundial.
Partiendo de estos dos puntos podemos sacar como conclusión,
de que los procesos a largo tiempo por estas tierras son casi un imposible de
realizar. Ejemplos tenemos muchos, y hasta nos pasaríamos horas hablando de
ello. Nuestra realidad nos pide a gritos que nos olvidemos de las eliminatorias
y más bien nos preocupemos por empezar un proyecto que, ya empezó con Markarián
y va por buen camino, ayude a seguir descubriendo jugadores y fomente el
crecimiento de las divisiones menores en todas sus líneas.
Hoy nos ubicamos séptimos y más cerca de los últimos puestos
que del repechaje. Solo un milagro, o racha seguida de victorias en la
eliminatoria, nos puede colocar nuevamente en pelea para disputar ese quinto puesto
que, a juzgar por la verdad, sería mucho premio para el fútbol de nuestro país.
No se trata der pesimistas ni mucho menos. Por el contrario, realistas y
sinceros al momento de hablar de nuestro verdadero nivel futbolístico.
La pasión ya existe. La técnica y el juego vistoso de
nuestros jugadores también. Pero la disciplina y ‘actitud’, son los
ingredientes que siempre deben ir en partidos como los que jugamos en el
Hernando Siles y Defensores del Chaco. Y cuando sigo siempre, es siempre. En esta
doble fecha está claro que en uno los dos ni aparecieron.
Falta toda la segunda vuelta y mucha tela por cortar. De
jugar como lo hicimos con Argentina y Colombia en Lima, existen probabilidades
de por los menos no quedar últimos, y terminar con la convicción de que con ‘los
ingredientes’ puestos en acción podremos, esta vez sí, empezar nuevamente a
soñar en el Mundial de Rusia 2018.
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