jueves, 18 de octubre de 2012

Sin alma, sin corazón, sin vida


Por Pedro Canelo - Redactor de El Comercio


En uno de los peores partidos de la era Markarián, la selección peruana cayó derrotada 1-0 
ante Paraguay en Asunción

Hay trenes que solo pasan una vez. Tranvías de deseos que circulan rápido esperando que algún pasajero oportuno aproveche su gran oportunidad. A Perú otra vez se le pasó. De la manera más inexplicable, la selección dejó pasar la opción de sumar en Paraguay y perdió 1-0 en el Defensores del Chaco. Duele mucho porque caímos ante un equipo moribundo, con limitaciones técnicas y sin el apoyo de su afición. Fue el mejor once que tiene Markarián, los mejores hombres que tiene nuestro balompié. Y no respondieron sobre el césped . Digamos que en el Defensores del Chaco fuimos un triste vals peruano cantado al revés: sin alma, sin corazón, sin vida.

Solo hubo pequeños destellos en el campo de juego. Farfán abría los ojos cada quince o veinte minutos, Carlos Zambrano cuidando muy solo en el sector defensivo y Rinaldo Cruzado con solo un buen primer tiempo. Hubo muchos vacíos en el campo donde Perú perdió la marca. Juan Vargas no ha recuperado su mejor distancia y le costaba ubicarse en buena posición tanto para recibir el balón como para recuperarlo. El volante del Genoa casi nunca logró conectarse con Yotún y los paraguayos aprovecharon las facilidades para recorrer esa banda sin pagar peaje.

Una verdadera lástima lo de Perú. Y sí hay que traer al debate muchos temas para discutir en estos cinco meses de pausa en Eliminatorias. ¿El problema de nuestros futbolistas puede ser de mentalidad? Nunca como ayer se puso tan en evidencia esa torturante traba que sufrimos cada vez que jugamos algo importante. No es la primera vez que nuestra selección revive un muerto. Paraguay vivía su peor momento en treinta años y con un equipo armado casi con retazos fueron más guerreros y jugaron los noventa minutos con cara de perro.

Increíble lo de la selección nacional, ante un once sin mucho fútbol en los pies hizo lo que jamás debe hacer. Perú nunca puso la pelota a ras del suelo, siempre la quiso servir con centros donde era muy probable que Paraguay gane. Eso era tan obvio como el inminente peligro que significaba provocar faltas porque los tiros libres guaraníes por historia son letales. Y así fue. Advíncula arriesgó con un foul y Pablo Aguilar aprovechó de cabeza para definir un partido que no debíamos perder.

Y ahora vendrá la crítica de todos los tiempos. Los que dirán que Pizarro solo anota goles en Alemania o que Vargas es un indisciplinado que no suma nada. Ahora dirán que Carrillo falló el gol en el segundo tiempo por el ampay de Magaly y seguirán recitando con veneno en los labios que Markarián está vendiendo humo con los spots publicitarios. Se viene una marea grande que buscará tumbarse este proceso. Yo solo espero que este grupo siga y que para próximos procesos aprendamos de los errores que siempre dinamitan nuestra alicaída historia. Quizá haya errores pero el trabajo es indudable. Perú tiene kilómetros de fútbol pero hoy perdió contra un equipo que metió y metió. Habrá novedades en el 2013. El técnico lo dijo: habrá cambios. Que los que nos defiendan en el próximo año sean más valientes. Solo así cambiaremos la historia de nuestro fútbol. Solo así.

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