Paraguay, al fin, cantó victoria
El gol lo
convirtió Aguilar, de cabeza, en el segundo tiempo. De todos modos, el equipo
de Pelusso sigue último.
Después de cinco derrotas consecutivas en estas
eliminatorias, Paraguay se reencontró con la victoria. Y así encontró algo de
desahogo para apaciguar la prolongada crisis futbolística. La ilusión de
clasificar al próximo Mundial -algo que para Paraguay se había convertido en
rutina en los últimos tiempos- volvió a tomar color y renacieron en parte las
esperanzas, más allá de que los números continúen entusiasmando poco, lo mismo
que el nivel del equipo.
Pablo César Aguilar, el actual marcador central del
Tijuana mexicano, surgido de Sportivo Luqueño y con doble paso por el fútbol
argentino -jugó en Colón la temporada 2008-09 y en Arsenal en 2010-12, fue el
héroe en el Defensores del Chaco. Además de aportar seguridad en la marca y
mucho temperamento, fue el autor del único gol. Que nació de una pelota parada.
Tiro libre desde la izquierda, Pablo Aguilar saltó en el área chica, el arquero
Raúl Fernández tuvo una mala salida y, de cabeza, Aguilar puso el 1 a 0, a los
7 minutos del segundo tiempo.
Con mentalidad ofensiva, como lo obligaba su
presente en la tabla, arrancó el equipo de Gerardo Pelusso. De todos modos, le
costó mucho elaborar jugadas de real riesgo ante un Perú que intentaba mover la
pelota y darle buen trato con la intención de entregársela limpia a los
inquietos Jefferson Farfán, Paolo Guerrero y Claudio Pizarro. Sin embargo, Perú
tampoco era punzante.
Empezó a crecer Paraguay, recurriendo a su
temperamento, y dispuso de algunas oportunidades claras. Como el remate cruzado
de Edgar Benítez que salió rozando un poste; el zurdazo de afuera de Samudio
que motivó una buena tapada de Raúl Fernández; y un tiro de Dos Santos que
atrapó el arquero peruano.
Con el gol de Aguilar, Paraguay creció y se afirmó
mejor. Con movilidad y, sobre todo, exceso de personalidad y de garra se hizo
dueño casi absoluto del partido.
Perú siguió con sus intenciones saludables por
armar juego asociado. Sin embargo, mantuvo su liviandad a la hora de buscar
penetrar en el área rival.
Por momentos, los roces y las piernas fuertes
amenazaron con complicar el partido. Pablo Lunati debió estar muy atento, y con
sus habituales gesticulaciones y diálogos, sumados a algunas amarillas,
consiguió calmar los ánimos cuando todo parecía complicarse.
Paraguay cortó su mala racha. Con algunos nombres
nuevos, se recompuso y las ilusiones volvieron a su cuerpo.
FUENTE:
Clarín.com
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