martes, 23 de octubre de 2012

Dos partidos, 1 punto y varias conclusiones

Foto: tribunal-deportivo.blogspot.com
La estrategia no funcionó y la falta de actitud los condenó. Markarián dividió al equipo en dos grupos: los que jugaron ante Bolivia (futbolistas del medio local en su mayoría) no defraudaron pero los que fueron en búsqueda de escalar posiciones frente a Paraguay (sector privilegiado e insustituible por SM, conformado por peruanos que militan en el extranjero) pecaron de exceso de confianza y subestimaron al rival de turno.

Si bien es cierto, la aclimatación previa en Cusco y la trascendencia del compromiso frente a los bolivianos pudieron otorgarle una victoria al cuadro peruano, el empate (1-1) no es mal visto. Pues, reconociendo las fortalezas del equipo local, sacar un punto en altura es valeroso. Sin embargo, no faltarán aquellos insatisfechos perfeccionistas, quienes hablan de más sin siquiera valorar el esfuerzo físico de los jugadores. Hay que ponerse en los chimpunes del otro.

Los futbolistas del medio local hicieron lo suyo y toda la afición quedó a la expectativa de un triunfo frente a Paraguay, en condición de visita. Sí, aquella escuadra dirigida por un conocido nuestro (Gerardo Pelusso) y con una crisis irreconocible, dadas sus destacadas participaciones en el último mundial y Copa América. 

Ocho fechas jugadas, 24 puntos en disputa y 4 unidades conseguidas: Paraguay, el último de Sudamérica. Esos eran los números de los guaraníes, previo al encuentro contra Perú.

Al parecer y basándonos en las estadísticas, todo estaba preparado para un resultado favorable de la selección bicolor. Hasta la misma prensa guaraní daba el partido por perdido, sin contar las duras declaraciones de uno de sus máximos referentes, José Luis Chilavert, quien visualizaba a los 'incaicos' como futuros ganadores del compromiso.

Entonces, el escenario anímico también era positivo para Perú pero, por lo visto, el ego se mostró muy elevado y nunca se puso los pies sobre la tierra.
Jugadas divididas que se presentaban con poca presión por parte de los dirigidos por Markarián, sumándose una estrategia estática e inamovible, decretaron el inicio del final.

Un Guerrero que parecía Pizarro. Es decir, sin empuje ni esa pasión característica que sólo demostraba el aguerrido '9' de la selección. Por su parte, irónicamente, Pizarro -en su intento de recuperar el cariño del pueblo- jugó como nunca y estuvo fuerte en la marca. Vargas, con sobrepeso y una evidente falta de físico, pierde la marca del paraguayo Aguilar y nos meten el único gol del partido y definitorio. Farfán, luchando solo, dependía de individualidades frente al nulo apoyo de sus compañeros y la realidad de un equipo que estuvo cansado desde el primer segundo de juego.

Ahí están sus 4 fantásticos endiosados por una prensa inestable, resultadista y desentendida con el hecho de que en un equipo juegan 11 y no sólo 4.
Mucho se habla de una campaña de unión 'Todos con la Selección'. No hay ningún problema con la iniciativa planteada. Sin embargo, eso no debe ser motivo de tapar la realidad y venderle humo a la afición, quien termina creyéndose todas las falsedades que expectoran algunos periodistas. No nos vendan una imagen que no existe. Menos publicidad, más veracidad.

Hoy, luego de desaprovechar la oportunidad de estar más cerca a una eventual clasificación, se discute sobre actos de indisciplina, la idiosincrasia de un grupo roto y la expectativa de una próxima convocatoria menos argollera y conciente de la realidad de los jugadores, quienes -por mucho que militen afuera- no deben ser convocados si no rinden en sus respetivos equipos.

Ahora, muchos dirán que lo mejorcito está en el exterior; un pensamiento totalmente confabulador, despectivo y ciego a aquellos valores nacionales que esperan una oportunidad para potenciarse. ¿Una prueba de ello? Sólo basta ver al equipo que jugó contra Bolivia.

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